Costumbres Romanas

Seguimos con costumbres de la antigua Roma....

Según los biógrafos de el Emperador Maximino, este llegaba a ingerir 16 kilos de carne y 32 litros de vino en una sola comida.

El emperador Heliogábalo presumía de no haber bebido dos veces en el mismo vaso ya fuese de plata u oro.

En un desayuno con tiempo el Emperador Albino ingirió la desorbitada cantidad de 500 higos, 100 melocotones, 10 melones, 48 ostras y 2 kilos de uva.

El mayor banquete de la historia fue el ofrecido por Julio César para celebrar sus victorias en Oriente. Invito durante varios días a 260.000 personas y comieron en 22.000 mesas.

Las ánforas al romperse eran tiradas a un vertedero, sus fragmentos (testas) en Roma llegaron a formar una colina de 30 m de altura, el monte Testaccio,

Los romanos utilizaban corcho para tapar sus recipientes.

Uno de los espectáculos que mas gustaban consistían en atar un hombre a una estaca y ver como una fiera hambrienta lo despedazaba. Si moría muy rápido o los desgarros no eran muy espectaculares, el publico se enfadaba y pedía mas sangre. Les encantaba las ejecuciones públicas.
En Constantinopla tras una carrera en el Circo las facciones (animadores de los equipos) se enfrentaron entre sí y hubieron más de tres mil muertos. Calígula y Nerón eran forofos de la factio verde mientras que Vitelio y Caracalla eran seguidores de los azules. Habían otros dos equipos, los blancos y los rojos.

Los cómicos eran muy mal tratados por los Emperadores. Augusto mando azotar a varios actores, Claudio mando decapitar a seis mimos, Calígula y Nerón desterraron varias compañías de actores. Los espectadores pedían que las obras de teatro tuvieran escenas de sexo. Los actores no pusieron ninguna objeción y representaron hechos mitológicos como las violaciones de Júpiter.

Las termas de Caracalla tenia un aforo para 1.600 bañistas. En el templarium, piscina de agua tibia y pétalos de rosa, los hombres y mujeres, se relajaban juntos.

El poeta cómico romano Tito Maccio Plauto, siglo II a.e.c., trabajó haciendo girar la rueda de un molino.
Celso, en un tratado médico, decía que si un epiléptico bebía sangre caliente de un gladiador recién muerto, este se curaría.
En la isla Tiberina eran abandonados los esclavos viejos o enfermos, los bastardos o los niños con alguna minusvalía para que murieran de hambre.

Cuando los embajadores regresaron de Grecia tras pedir ayuda al dios griego Esculapio, una serpiente milagrosa que traían consigo, se escapó y se refugio en la isla.
El senado ordenó construir un templo en honor a Esculapio y con el tiempo la isla fue refugio para los indigentes enfermos, los cuales recibían comida y asistencia medica. este templo se convirtió en el primer hospital público.

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