La perra de belsen

Irma Ilse Ida Grese:fue una supervisora de prisioneros en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, Bergen-Belsen y Ravensbrück durante la Segunda Guerra Mundial. Apodada "la bestia bella", "el ángel de la muerte" (mote también acuñado al médico nazi Josef Mengele) o "la perra de Belsen" por los prisioneros de estos campos a causa de su comportamiento sádico y perverso, fue una de las más crueles y famosas criminales de guerra nazis, quien a pesar de su corta edad fue condenada y ejecutada en la horca por los Aliados el 13 de diciembre de 1945.

 Durante la Segunda Guerra Mundial Irma Grese fue la más notoria de las mujeres nazis criminales de guerra . Nació el 7 de octubre de 1923, en una familia agrícola y abandonó la escuela en el año 1938 a la edad de 15 años. Ella trabajaba en una granja durante seis meses, y luego en una tienda y después de dos años en un hospital. Luego fue enviado a trabajar en el Ravensbrück Campo de Concentración.

 Durante el juicio, realizado al término de la guerra en Nüremberg, dio pormenores de su vida antes de trabajar en los campos de concentración: nació el 17 de octubre de 1923 y terminó la escuela elemental en 1938, dos años después del fallecimiento de su madre, quien dejó en la orfandad a dos pequeñas (Irma era una de ellas) y dos niños. Después de la escuela, la joven desempeñó pequeños y efímeros trabajos en una granja, en un hospital y en una lechería.

 Eran ya los tiempos de la guerra. En Alemania, como en todos los países involucrados en el conflicto, los brazos masculinos escaseaban porque se encontraban, en su mayoría, en los frentes de batalla. En 1942, la Oficina del Trabajo del Tercer Reich envió a Irma a trabajar en el campo de concentración de Ravensbrück, en donde empezó con tareas administrativas elementales. allí, la muchacha experimentó una transformación significativa. Años después, durante su juicio, su hermana Helena relató que, mientras Irma trabajó en Ravensbrück, la vio sólo en una ocasión, cuando fue a visitar la casa familiar en disfrute de un permiso. El padre de ambas se disgustó al ver cómo su hija se pavoneaba en uniforme de las S.S. Aquella joven se había adherido con fervor a la causa nazi.

 Tras un periodo de aprendizaje, en marzo de 1943, Irma fue enviada al tristemente célebre campo de Auschwitz, en donde comenzó realizando labores de control de provisiones y manejo de correo. Poco después fue nombrada supervisora (SS Oberaufseherin). Aunque todavía no cumplía veinte años, su “carrera” iba en ascenso. Las nuevas responsabilidades de Irma incluían el control directo de las prisioneras así como la selección de las condenadas a la cámara de gas.

 Durante su juicio, Irma negó enfáticamente este hecho y dijo que sólo indirectamente, por boca de las propias prisioneras, había tenido noticia de las ejecuciones en masa. Pero los testimonios de las supervivientes del Holocausto indican otra cosa: acompañada de un perro de ataque, Irma golpeaba brutalmente a las reclusas con su fuete “ligero”, hecho de celofán. El más mínimo pretexto era suficiente para desencadenar el castigo, que las más de las veces conducía a la muerte.

 Fue arrestada por los ingleses y juzgada en septiembre de 1945, junto con el comandante de Bergen-Belsen, Josef Kramer y otros cuarenta oficiales; fue condenada y colgada el viernes 13 de diciembre de ese mismo año por el verdugo británco Albert Perrepoint, junto con otras dos mujeres alemanas, las enfermeras Elisabeth Volkenrath y Juana Bormann. Irma Grese tenía 21 años. Ciertamente, durante su juicio, ella negó todos los cargos de asesinato pero, aún condenada, no renegó de la ideología nazi y, en su celda, la víspera de su ejecución, entonaba los cantos marciales de las temibles SS.

La sinrazón llevada a limites extremos.

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