Frases populares

Frases que usamos cotidianamente y en algunos casos no sabemos su significado.


 Pagar el pato: Padecer una pena o castigo, sin merecerlo o por culpa de otro. El origen hay que buscarlo en la burla que hacían los viejos cristianos a los judeoespañoles debido al "pacto" (deformado irónicamente en la forma "pato") que habían hecho estos con Dios.


 Dame pan y circo: Frase tomada del latín panem et circences, expresión del poeta romano Juvenal quien, en sus Sátiras criticaba la corrupción en Roma en los tiempos de César. Actualmente, sirve para ilustrar las únicas aspiraciones de las masas populares.


 París bien vale una misa: Frase atribuida a Enrique IV, cuando le fue exigida su conversión al catolicismo para poder ser rey de Francia. Con el tiempo, la expresión se aplicó para justificar la realización de una tarea desagradable con el objeto de alcanzar un logro.


 Poner la otra mejilla: Consejo bíblico (Mateos 5, 39; Lucas 6, 29) por el cual se nos invita a ofrecer la otra mejilla, cuando hemos sido abofeteados en una de ellas. Metafóricamente, la expresión se utiliza para dar a entender que una persona queda a merced de su agresor, sin atinar a ninguna defensa, una vez que ha sido ofendido.


 Por arte de bilibirloque: El vocablo bilibirloque tiene su origen en el verbo birlar, que en el juego de los bolos significa tirar por segunda vez la bola. Vulgarmente, este verbo también equivale a hurtar a uno algo valiéndose de alguna intriga. En germania o caló, birlar significa estafar, y birloque o birbesco, ladrón. Se puede presumir pues que 'por arte de bilibirloque' es una frase equivalente a dejarse hurtar o estafar de repente por un hábil ladronzuelo.


 Predicar en el desierto: Hablar en vano, hacer las cosas para nada, sin ningún resultado. En este caso, debemos hacer la advertencia de que cuando San Juan el Bautista predicaba en el desierto de Judea, lo acompañaba una inmensa muchedumbre que no sólo lo escuchaba y seguía sino que además, se hacía bautizar por él, con lo que queda descartada la idea de "predicar en vano".


 Picar muy alto: Esta es una expresión tomada del arte de la tauromaquia (corrida de toros), donde el acto de picar tiene mucho que ver con la habilidad del alanceador de toros. Pero, su origen nos remonta a una corrida de toros realizada en la Plaza Mayor de Madrid durante el reinado de Felipe IV, celebrando el día de su onomástico. Sucede que uno de los más destacados picadores era don Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, que también era conocido por una relación amorosa con la reina. Ese día, el conde tuvo una actuación destacada, lo que hizo que la soberana exclamara: "¡Qué bien pica el conde!", a lo que el rey replicó, con toda ironía: "Sí, pica muy bien... pero pica muy alto", sugiriendo lo excesivo de las aspiraciones del noble súbdito. El conde, finalmente, murió asesinado a manos de un desconocido, instigado o pagado según dicen, por algún cortesano ofendido o, muy probablemente por el propio rey, no sin antes haber salvado a la reina de un incendio producido en el palacio de Aranjuez, aunque había quienes sostenían que fue el propio don Juan el que habría provocado el fuego, para poder "salvar" a la reina. Con el tiempo, la expresión pasó al uso popular para dar a entender que alguien pone su mira en objetivos muy por encima de sus posibilidades.

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