Un enviado de la ONU describió la prisión de Gitarama, en Ruanda, como “una pesadilla humanitaria”.
Su capacidad es de 600 personas pero el número real de reos puede superar los 6.000. A veces los prisioneros prácticamente no pueden moverse. Se han registrado incluso casos de canibalismo.
Así podría empezar una novela, pero no es una historia real.
La Prisión de Gitarama, situada en Ruanda, África es considerada como un verdadero “Infierno en la Tierra”. Y es que este lugar tiene la fama de ser la prisión más brutal del mundo ya que constantemente está siendo denunciado por los organismos internacionales de derechos humanos.
Ya en 1995, según la agencia de noticias inter espress ,naciones unidas informo de que entre 300 y 400 personas padecían gangrena en la cárcel de Gitarama, que alojaba en aquel momento a 6.750 presos en celdas previstas para 600, afirmaron en su informe la organización Human Rights Watch/Africa, con sede en Nueva York, y la Federación Internacional de la Liga de Derechos Humanos, instalada en París.
Y es que la prisión de Gitarama está situada en los bordes de una selva, sobre un terreno cercado con un muro de concreto armado y alambre de púas reforzado que aísla a los prisioneros del resto del mundo y es que el que una prisión este rodeada de este tipo de materiales no es extraño en una prisión común y corriente, la gran diferencia es que el territorio alrededor de este recinto está atestado de minas terrestres artesanales lo cual hace prácticamente imposible de cruzar sin correr el riesgo de pisar una mina cargada con chatarra metálica y vidrio molido.
Aquellos que en la necesidad de recuperar su libertad dándose a la fuga terminan mutilados e incluso deben arreglárselas para regresar a la cárcel si quieren recibir un poco de ayuda.
Existe solo una entrada a la prisión, un camino de terracería muy angosto, que es vigilado de forma constante por guardia que se posicionan estratégicamente cada veinte metros. No hay forma de salir de Gitarama que no sea atravesando ese camino y cualquier persona que ande por esta ruta sin la identificación adecuada es fusilada sin piedad.
Los guardias cumplen su papel, pues uno de los castigos para los funcionarios corruptos es ser enviado a esta misma cárcel, convirtiéndose él mismo en un prisionero. La onu definio la carcel como pesadilla humanitaria.
La prisión solo cuenta con dos áreas que sirven como cocinas improvisadas en las que los convictos preparan sus comidas en recipientes metálicos llenos de aceite. El humo se esparce por toda la estructura, impregnándose y mezclándose con otros olores indescriptibles.
Cada interno tiene derecho a una sola comida al día y muchos deben enfrentarse con sus compañeros de prisión y luchar para conseguir algo de sustento. El más fuerte, por supuesto, se hace con el control de la división y el más débil se queda sin nada.
En medio de la profunda desesperación causada por el hambre, algunos presos terminan rompiendo uno de los tabúes más antiguos de la humanidad y se alimentan de sus colegas.
Gitarama ha llevado a cabo una sola y única mejora desde que entró en la lista de las instituciones humanitarias de todo el mundo que claman por su cierre: un cargamento de cobertores de la Cruz Roja Internacional recibió el permiso para ser entregado a los convictos. Y eso fue todo. Simplemente espeluznante.
A continuación os dejo un video de yotube.
Su capacidad es de 600 personas pero el número real de reos puede superar los 6.000. A veces los prisioneros prácticamente no pueden moverse. Se han registrado incluso casos de canibalismo.
Así podría empezar una novela, pero no es una historia real.
La Prisión de Gitarama, situada en Ruanda, África es considerada como un verdadero “Infierno en la Tierra”. Y es que este lugar tiene la fama de ser la prisión más brutal del mundo ya que constantemente está siendo denunciado por los organismos internacionales de derechos humanos.
Ya en 1995, según la agencia de noticias inter espress ,naciones unidas informo de que entre 300 y 400 personas padecían gangrena en la cárcel de Gitarama, que alojaba en aquel momento a 6.750 presos en celdas previstas para 600, afirmaron en su informe la organización Human Rights Watch/Africa, con sede en Nueva York, y la Federación Internacional de la Liga de Derechos Humanos, instalada en París.
Y es que la prisión de Gitarama está situada en los bordes de una selva, sobre un terreno cercado con un muro de concreto armado y alambre de púas reforzado que aísla a los prisioneros del resto del mundo y es que el que una prisión este rodeada de este tipo de materiales no es extraño en una prisión común y corriente, la gran diferencia es que el territorio alrededor de este recinto está atestado de minas terrestres artesanales lo cual hace prácticamente imposible de cruzar sin correr el riesgo de pisar una mina cargada con chatarra metálica y vidrio molido.
Aquellos que en la necesidad de recuperar su libertad dándose a la fuga terminan mutilados e incluso deben arreglárselas para regresar a la cárcel si quieren recibir un poco de ayuda.
Existe solo una entrada a la prisión, un camino de terracería muy angosto, que es vigilado de forma constante por guardia que se posicionan estratégicamente cada veinte metros. No hay forma de salir de Gitarama que no sea atravesando ese camino y cualquier persona que ande por esta ruta sin la identificación adecuada es fusilada sin piedad.
Los guardias cumplen su papel, pues uno de los castigos para los funcionarios corruptos es ser enviado a esta misma cárcel, convirtiéndose él mismo en un prisionero. La onu definio la carcel como pesadilla humanitaria.
La prisión solo cuenta con dos áreas que sirven como cocinas improvisadas en las que los convictos preparan sus comidas en recipientes metálicos llenos de aceite. El humo se esparce por toda la estructura, impregnándose y mezclándose con otros olores indescriptibles.
Cada interno tiene derecho a una sola comida al día y muchos deben enfrentarse con sus compañeros de prisión y luchar para conseguir algo de sustento. El más fuerte, por supuesto, se hace con el control de la división y el más débil se queda sin nada.
En medio de la profunda desesperación causada por el hambre, algunos presos terminan rompiendo uno de los tabúes más antiguos de la humanidad y se alimentan de sus colegas.
Gitarama ha llevado a cabo una sola y única mejora desde que entró en la lista de las instituciones humanitarias de todo el mundo que claman por su cierre: un cargamento de cobertores de la Cruz Roja Internacional recibió el permiso para ser entregado a los convictos. Y eso fue todo. Simplemente espeluznante.
A continuación os dejo un video de yotube.
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