Un lugar para penar Lurigancho Peru

En Lima, Perú, San Juan de Lurigancho es conocida por muchos como la prisión más dura de América del Sur. 



La prisión tiene problema con el exceso de población, ya que fue construida para contener sólo 2.500 prisioneros, pero alberga a más de 7 mil presos hasta la fecha. 

La vigilancia en el interior es bastante leve, lo que significa que todo tipo de delitos se producen dentro, incluyendo la venta de drogas, violaciones y el asesinatos. El hecho de que los guardias que son muy pocos y a la vez no son escrupulosos a la hora de vigilar a los internos y a lo que pueda estar pasando la convierte en uno de los peores cárceles del mundo. 

 Se puede decir que es como un pequeño Estado, con sus instituciones, normas, organismos de justicia y sistema económico.A diferencia de lo que sucede con otras cárceles, en esta, los presos no están abandonados. Los presos gobiernan. 

Para resguardar su propia integridad, se creó un consejo de delegados, en el que los pocos guardias acuerdan junto a representantes de cada pabellón estrategias para controlar la actividad delictiva. 

 Los fragores de las salsas en las celdas y el olor acre del cannabis pululan en el aire. 

 En los pasillos atestados, sucios, los presos cocinan el almuerzo en pequeñas estufas eléctricas, juegan a las cartas y pasan el rato charlando. Tatuados, los hombres descamisados, apenas se detienen a intercambiar saludos entre ellos. 

 Los delincuentes habituales y los delincuentes violentos se mezclan libremente con los jóvenes encerrados por robar un par de zapatillas. 


Los prisioneros usan su propia ropa y, de 6 de la mañana a 6 de la tarde, son libres para vagar por cualquier lugar que quieran de la prisión. 


 Se debe formar parte de alguna actividad, o buscar la forma de conseguir dinero, porque igual que en el exterior, si no se porta cambio, bien se puede morir de hambre. 

Diariamente se efectúan rondas de pan y también de agua, pero no alcanza para todos. 

Existe un grupo excluido, que debe mendigar por comida. A ellos se les llama los ‘repudiados’. Los repudiados viven en las afueras del penal, en una suerte de purgatorio. Allí, se esconden entre la basura y de ella misma obtienen lo poco que queda para comer. 
Sólo en ocasiones sobran restos del almuerzo en alguno de los 21 bloques del recinto.

A continuación os dejo un documental  en dos partes para que veáis en imágenes lo que os cuento.




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